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viernes, 27 de febrero de 2015

Maslénitsa: adiós al invierno y bienvenida a la primavera

Como cada año en Rusia se ha celebrado la "масленица", en esta ocasión del 16 al 22 de febrero. Es una fiesta de origen pagano en la que los rusos tradicionalmente se despiden festivamente del duro invierno y se preparan para los días cada vez más largos y soleados que trae la primavera. Con la llegada del cristianismo, fue acomodada al calendario de la Iglesia católica. Es el equivalente al carnaval que se celebra en otros lugares del mundo, aunque tiene poco de parecido. No obstante, se caracteriza también por ser una fiesta colorida y ruidosa.

Frente a los días de recogimiento espiritual de la Pascua, durante estos días de fiesta se liberan de todo tipo de tabúes, dando rienda suelta a las emociones y la alegría con bailes, fiestas de disfraces,  banquetes, espectáculos, guerras de nieve y otros juegos curiosos juegos como riñas y peleas. Los rusos creen que los pecados pueden redimirse "a golpes". Y el vodka y otras bebidas alcohólicas también están presentes, por supuesto.

Los auténticos protagonistas de esta fiesta son los blinis, una delicia local parecida a los crepes que se comen durante toda la semana y que se pueden disfrutar tanto dulces como salados, aunque en estos días predominan los primeros. Sobre todo los disfrutan con "смусонка" (smusónka), una especie de leche condensada muy rica. Se encuentran en infinidad de puestos callejeros gratuitamente. Es una fecha ideal para viajar a Rusia en familia. 

Una mujer vestida al estilo tradicional ofrece blinis.

Los rusos suelen respetar con fidelidad sus tradiciones y en la liturgia de esta semana cada día de la Maslénitsa tiene su significado:

Lunes: es el día del reencuentro. Adultos y niños fabrican un muñeco rellenando de paja ropas viejas de señora, que se coloca en un poste en lo alto de una colina. Además la familia se reúne alrededor de una mesa llena de deliciosos blinis.

Martes: Empiezan los juegos. Desde primera hora de la mañana los niños disfrutan deslizándose por el hielo en trineos. Es también el día en el que la gente joven sale a buscar pareja. El objetivo es facilitar la formación de parejas entre la gente joven para celebrar la boda en la Krasnaya Gorka, la semana tradicional de matrimonio para las parejas rusas que comienza el domingo siguiente a la Semana Santa.

Miércoles: comienzan las competiciones de carreras a caballo y de trineos, las reuniones junto a las hogueras y un sinfín de actividades lúdico-festivas, como las competiciones de "devoradores de blinis" . Otro de los Juegos estrella es el "castillo de hielo", que un grupo debe defender y otro conquistar a base de lanzamiento de bolas de nieve. Además, las suegras invitan a sus yernos a sus casas.

Niños divirtiéndose jugando al "castillo de hielo".
Tanto los niños como los adultos se divierten en la Maslénitsa
con juegos tradicionales como saltar a la comba.

Jueves: en este día se pasea en trineo la efigie de la maslénitsa (el muñeco mencionado del lunes). Los niños y niñas, vestidos especialmente para la ocasión, van de casa en casa cantando canciones y pidiendo blinis.

Viernes: es el día en el que las suegras son invitadas a casa de sus yernos. Es tradición que el yerno acuda a casa de su suegra a invitarla personalmente para que acuda a su fiesta, pero eso no es todo: al día siguiente envía a casa de su suegra un grupo de "embajadores" para que la busquen. Cuanto mayor sea la delegación, mayores son los honores que recibe la suegra. De ahí el dicho ruso de que "el yerno es el hijo favorito de todas las suegras".

Sábado: tradicionalmente es el día en que las jóvenes esposas invitan a sus cuñadas para encauzar las relaciones entre ambas. Y es que la propia palabra "cuñada" (en ruso, золовка) se deriva de зло, que significa "malvado". 

Domingo: es el Domingo del Perdón, último día de la Maslénitsa y en el que se concentra la mayor parte de la diversión con multitud de actividades y celebraciones. Entre las diversas tradiciones las mujeres realizan cánticos a capella vestidas con trajes tradicionales (ver video abajo).






Es el día en el que los rusos se piden perdón los unos a otros, un día en el que las conciencias quedan tranquilas y los agravios se olvidan.

En este día la fiesta alcanza su clima con la quema de aquel muñeco de paja y ropas viejas de señora que se elaboró al principio de la semana, la Maslénitsa, tal como se hizo en las fotografías de abajo en el Parque Ekateringof de San Petersburgo. Es el adiós del invierno y la bienvenida a la primavera tan esperada.









lunes, 23 de febrero de 2015

23 de febrero, Día del Defensor de la Patria en Rusia

Ayer se celebró en toda Rusia el Día del Defensor de la Patria. La fiesta tiene su origen en 1918, cuando tres meses después del inicio de la revolución bolchevique, se crea el ejército rojo. A diferencia del Día Internacional de la mujer, que llegó a Rusia por Occidente, este día es una invención plenamente rusa.

En 1922 se declaró oficialmente el 23 de febrero “día del Ejército Rojo y la Armada de Trabajadores y Campesinos”, que después en la URSS se celebró como el Día del Ejército Soviético y la Armada militar.

Es una fecha festiva en la que la Rusia actual rinde homenaje y agradecimiento a los militares, a los veteranos del ejército y la Armada, a los soldados internacionales y las familias que han o continúan defendiendo la seguridad del país. De acuerdo con la ley federal “Sobre los días de conmemoración militar”, desde el 2002, este día es no laborable. 

Es un día de gran significancia entre los hombres rusos, ya que la mayoría han servido en el ejército. A falta de que se lleve a cabo una próxima reforma, las Fuerzas Armadas de Rusia tienen un sistema mixto para formar su composción: por contrato y por reclutamiento. Es de facto aunque de manera no oficial el "Día del Hombre" en Rusia. Una mayoría de la población masculina del país ni siquiera tiene conocimiento de la existencia del Día Internacional del Hombre, que se celebra el 10 de noviembre. Las mujeres rusas dan regalos a sus maridos, amigos o conocidos independientemente de si han servido o no en el ejército.

A lo largo de todo el día se celebran en muchas ciudades desfiles, actividades y fuegos artificiales como estos de ayer en San Petersburgo:


sábado, 14 de febrero de 2015

San Valentín en Rusia

¿Se celebra el día de los enamorados en Rusia? Desde luego, y parece ser que con el paso del tiempo cada vez más. Aquí lo llaman День Влюблённых (Dien vlyublyónnih) o День святого Валентина (Dien svitóva Valintína) y no deja de ser una estrategia de lucro comercial y consumismo desaforado.

En los tiempos de la URRS la gente no sabía nada de esta celebración. Estaba prohibida como cualquier otra fiesta religiosa. En los locos años noventa Rusia se inundó de extrañas y nuevas ideas que provenían de occidente y ahora es la fiesta de origen extranjero más celebrada en Rusia, sobre todo entre los jóvenes y universitarios. No obstante, parece que este año debido a la crisis económica que vive el país muchos rusos están renunciando a comprar regalos en este y otros días en los que es tradición dar regalos.

La Iglesia Ortodoxa rusa no acepta el día de San Valentín porque considera que el 14 de febrero es un festejo pagano que promociona la perversión. Por esta razón Rusia creó en 2008 su propio Día de los enamorados. Corresponde el 8 de julio, cuando la Iglesia rusa celebra el día de los Santos Pedro y Fevronia de Murom, patronos de la felicidad familiar.

En este día las tiendas rusas se desbordan de regalos románticos propios de esta celebración como bombones en cajas, peluches y el regalo preferida de las mujeres rusas: rosas. Con esta fiesta llegó la moda de las “valentinka”, nombre que se da a las tarjetas y souvenirse en forma de corazón que se regalan los enamorados. Para este tipo de cosas los rusos son muy tradicionales y tanto los hombres como las mujeres buscan regalos como locos.

Sin embargo, hay un aspecto que lo diferencia respecto al significado que le damos en Occidente: no sólo los enamorados se hacen regalos. Los amigos, principalmente de distinto sexo, también se los dan aunque no exista una relación amorosa.


jueves, 12 de febrero de 2015

Museos de San Petersburgo: Museo Zoológico

San Petersburgo es una ciudad con decenas de museos. Hay para todos los gustos y de todos los tipos que se puedan imaginar. Los hay muy famosos y otros más desconocidos y desapercibidos. Es por eso que después de la visita al Museo Zoológico se me ocurrió hacer un apartado especial de los museos de esta ciudad. Obviamente en los siete meses que me quedan aquí no voy a tener tiempo de ver ni de escribir sobre todos, pero me gustaría recopilar una pequeña muestra de toda esa variedad que sirva a los viajeros o residentes como una miniguía para saber cuales pueden visitar.

Galería principal de museo. 

La primera curiosidad que te encuentras al entrar al museo: las
mascotas disecadas de Pedro I El Grande, fundador de San Petersburgo
en 1703.

El Museo Zoológico está situado en la parte sur este de la isla Vasileostrovskaya, una de las más importantes y bonitas de la ciudad, junto al Museo de Antropología y Etnografía Pedro el Grande de la Academia de Ciencias (Kuntskámera). Desde 1896, todas las colecciones se ubican en el edificio antiguo del depósito de la Bolsa. Es el tercer museo más grande del mundo de esta clase y uno de los más antiguos de Rusia. Se fundó en el año 1832 y se abrió al público seis años más tarde. A este museo asisten alrededor de 800.000 personas cada año.

De izquierda a derecha, esqueletos de gorila,
chimpancé y ser humano.


El impresionante esqueleto
de ballena azul en el hall
principal del museo. 
La impresionante colección ilustra de modo sistemático toda la historia de los animales desde los protozoarios hasta Los primates, incluida la teoría de la evolución de Darwin con todos sus objetos. Los fondos del museo tienen más de 15 millones de artículos que representan todos los grupos de animales del mundo -pescados, aves, anfibios, invertebrados y reptiles-, de los que sólo están expuestos 30.000 objetos. Cuenta con los tesoros de varios exploradores rusos. Además, a veces celebra exposiciones temáticas temporales de las rarezas de museos temporales, por lo que es interesante preguntar en la oficina de turismo de San Petersburgo cuál es la que se celebra durante tu estancia allí. Por ejemplo, cuando yo fui había una exposición fotográfica de animales salvajes en su hábitat de los alrededores de San Petersburgo. Sobre todo las fotos de osos eran realmente espectaculares.







Un mamut real en perfecto estado



Uno de los animales extinguidos que alberga el museo. 
El aspecto más interesante son la colección de animales que por desgracia ya están extinguidos. La joya de la corona es el mamut Berezovian. Este ejemplar de esta mastodóntica especie se conserva en perfecto estado expuesto ante el público ya que permaneció en congelación perpetua durante 40.000 años. Fue hallado por una expedición especial en mayo de 1901 en Siberia en la orilla del río Berezovka. Se construyó un armazón de madera para trasladarlo hasta San Petersburgo y allí estuvo durante meses hasta que se descongeló por completo. En 1903 por fin fue mostrado al público por primera vez cuando unos especialistas alemanes consiguieron construir un escaparate adecuado donde permanece hasta hoy.

Mamut Berezovian disecado de 40.000 años. 

Eso no es todo. El Museo Zoológico también posee dos momias de crías de mamut disecadas, Dima y Masha, que murieron también hace más de 40.000 años. Dima es conocido por todos los científicos como el mamut de Magadan y fue encontrado en las minas auríferas del valle de la corriente Kirgilax en 1977. Existe la teoría de que probablemente se cayó a un lago del cual no pudo salir.

Aunque menos sobrecogedoras, también son dignas de mención las decenas de maquetas que muestran a los animales en sus hábitats naturales y la gigantesca colección de insectos con mariposas y escarabajos exóticos y de gran tamaño como grandes atractivos.

Galería de la colección de insectos. 


Lo mejor: el alucinante valor científico del museo y el ambiente jovial y alegre que le dan los numerosos niños y niñas acompañados por sus padres.


Lo peor: el mal extendido en la mayoría de museos de la ciudad; la falta de letreros e información en inglés. Otra hándicap es que un solo día es complicado ver todo con tranquilidad.

Nota: 8,5.

Resto de galería fotográfica:


                           




                           








lunes, 9 de febrero de 2015

Crítica cinematográfica de febrero: "Leviatán"

"Левиафан", del realizador Andréi Zviáguintsev, es sin duda la película de la que todo el mundo habla en Rusia. Su estreno el pasado 5 de febrero ha provocado mucho revuelo en el país. Es objeto de intensos debates y un auténtico fenómeno cultural. La película ha sido muy bien recibida por la crítica de todo el mundo y aparte de la nominación en los Oscar en la categoría de mejor filme de habla no inglesa ha cosechado una gran ristra de premios entre los que destaca el Globo de Oro. Pero no es del agrado de sectores nacionalistas y religiosos rusos ortodoxos y el gobierno ruso ha intentado sin éxito impedir su proyección. Las razones que esgrimen es que ofrece una visión distorsionada y oportunista del país para contentar a occidente. Finalmente se está exhibiendo en medio centenar de cines de Rusia. Obviamente la polémica desatada había multiplicado mi interés por esta película y viviendo en San Petersburgo era imperdonable no ir a uno de sus cines para averiguar por qué ha levantado tantas ampollas en este lado del planeta.

Me consta por comentarios que estoy escuchando en el trabajo y otros ámbitos que está sacudiendo la conciencia de muchos de los que han ido a verla porque está obra muestra la (supuesta) realidad más amarga y hostil de la Rusia de hoy en día. La corrupción, el autoritarismo y la impunidad de la Rusia de Putin son los principales males que denuncia. Éstos aparecen retratados de forma demoledora en una atmósfera inquietante aunque con algunos toques de comedia negra muy acertados que despertaron algunas carcajadas en la sala en la que me encontraba (cine Angleterre).



Entre la vasta geografía rusa, esta película se sitúa en un remoto pequeño pueblo costero del Mar de Barents (norte de Rusia) donde a veces las ballenas se acercan a su bahía. Nikolai es el padre de una familia ordinaria que vive frente al mar con su esposa Lilya y su hijo adolescente Romka. Todo lo que tienen es una vieja pero acogedora casa en un bucólico lugar de postal y un humilde taller de mecánica al lado de su cosa. Su apacible vida es alterada por el alcalde local que quiere quedarse con todo lo que tienen a toda costa. Nikolai no está dispuesto a vender sus propiedades y busca la manera de impedirlo.

Es una película larga que quizá peca de pretenciosidad y falta de pulso en algunos pasajes en su intento de diseccionar la Rusia contemporánea, pero que en ningún momento me resultó aburrida o pesada. El interés fue creciendo de menos a más hasta llegar a su brutal climax. Y tiene varias capas y lecturas, por lo que te deja con ganas de revisionarla.

Rusia es un país renacido que, a pesar de haber recuperado su orgullo de gran nación y su condición de potencia emergente, todavía se está buscando a sí mismo. Entre sus males actuales reflejados en la película algunos provienen del pasado soviético y otros de la época postcomunista. Ambos periodos no salen bien parados por Zviáguintsev. Respecto a los primeros destaca la monolítica y estricta burocracia que sigue rigiendo la administración y la jurisprudencia; entre los segundos, básicamente el débil Estado de derecho y la indefensión de las clases bajas y medias frente a la impunidad de una oligarquía sin escrúpulos cada vez más poderosa.


Sin embargo, la parte que sale peor parada en la fuerte crítica de esta obra es la nueva connivencia entre la Iglesia Ortodoxa y los poderes del Estado tras décadas de distanciamiento. Así mismo, pone de manifiesto con fina ironía la doble moral y las contradicciones de esa parte de la sociedad rusa que se considera rabiosamente confesional.


Sustentada en un brillante guión premiado en Cannes, es muy interesante tanto para quien conoce de primera mano a Rusia como el que no. En cuanto a lo primero porque te reconoces a ti mismo en el lugar en el que estás o estuviste por lo bien que están retratadas las singularidades de los rusos tanto para bien como para mal; en cuanto a lo segundo porque te ayuda enormemente  a formarte una impresión parcial del lado negativo del mayor planeta del mundo. Es una oportunidad única para acercarse al alma rusa, a su carácter vital y enigmático, a su manera de pensar, comunicarse o actuar frente a los problemas y a la vida. Ningún amante del cine, de la sociología o de la cultura rusa debería de perdérsela. Definitivamente una de las mejores películas desde que Rusia volvió a ser Rusia. O desde que empezó la búsqueda de lo que quiere ser.

jueves, 5 de febrero de 2015

Mi primera vez en un teatro ruso

Estar durante casi un año en San Petersburgo sin haber ido a uno de sus varios teatros hubiera sido un pecado imperdonable. Pasados los cuatro meses de mi llegada a la capital cultural de Rusia por fin el domingo fui a uno de ellos, al театр "Мюзик-холл" (teatr "Miusik-hall" = teatro de variedades). No se trata ni mucho menos de uno de los mejores y más famosos de la ciudad (Teatro Mariinsky, Teatro Mikhailovsky, Teatro Alexandrisky o Teatro Tovstogonov Bolshoy Drama son algunos de los principales), pero me sirvió como aperitivo (¡video al final del post!). Los platos fuertes espero que lleguen más adelante.

Escenario del Teatro de variedades "Мюзик-холл".  

Este teatro lo tengo a dos minutos de casa (si llega), prácticamente es cruzar la calle y ahí está en medio del parque Alexandrovskiy. Está situado muy cerca de la Fortaleza de Pedro y Pablo y en el centro de San Petersburgo. 

Una chica polaca, Iwona, estaba de visita en la ciudad por unos días porque el año pasado había sido también voluntaria en el mismo proyecto que yo. Además, lo hizo en el mismo centro y vino a echarnos una mano algún día. Muy amablemente nos propuso a mí y a Sandra, mi compañera de voluntariado española y ahora también de apartamento, ir a ver el espectáculo del domingo en este teatro y ni nos lo pensamos. No había que dejar pasar la oportunidad. Al final también vino otra chica española, Laura, y dos chicas alemanas. 

El show empezaba a las siete de la tarde. Después de visitar el museo zoológico, sobre lo que seguramente escribiré en la próxima entrada, nos dirigimos al apartamento a picar algo antes y coger la cámara y las entradas. Ese día hacía un tiempo espantoso. Caía una agua-nieve muy molesta y lo malo no era el frío sino la intensa humedad y el fuerte viento, los verdaderos enemigos del invierno en la antigua Leningrado.



Una vez allí fuimos a nuestros asientos tras dejar los abrigos en el гардероб (gardirop  = guardarropa). Nuestras entradas eran de las más baratas (600 rublos, unos 9€ al cambio actual) y por lo tanto nuestro lugar estaba en el balcón, la parte más alta del teatro. No obstante la visión era bastante buena y pudimos bajarnos tres o cuatro filas más abajo a unos asientos que estaban sin ocupar. Ya solo había esperar a que se levantara el telón.

No tenía mucha idea de lo que iba la cosa, la verdad. Era una obra de la Academia Estatal de Moscú de Danza de Teatro "Гжель", que ni he averiguado que significa ni sé cómo transcribirlo. Del 30 de enero al 1 de febrero han hecho una función al día a la misma hora. El espectáculo al que yo acudí se llamaba algo así como "danza caleidoscopio". Creo que esta vez el Google Translate nos ha fallado.

Finalmente resultó ser algo de lo más folklórico. El show fue muy dinámico, con bailarines y bailarinas entrando, saliendo y pegando blincos constamente en el escenario. Todo ello acompañado de un gran diseño de vestuario. Fueron alrededor de dos horas de espectáculo que se me pasaron volando. Para este tipo de cosas probablemente no hay ningún país que supere a Rusia. La preparación a la que se someten estos artistas desde pequeños es de las más duras y exigentes del mundo.




Primero hubo un bloque de unos cuarenta minutos de distintos espectáculo de danza, todos grupales salvo uno de una sola pareja. Después salió un cantante de baladas unos diez minutos (esto se lo podían haber ahorrado) para dar paso a un descanso de veinte minutos para ir al baño o a tomar algo a la cafetería. Tras el parón mismo procedimiento para terminar con un largo colofón de agradecimientos de los artistas y directoras de la función fundidos con los aplausos de un público entregado. 

Y eso último fue precisamente lo que más me gustó de toda la experiencia: el público. Los rusos no son para nada fríos como solemos pensar, simplemente tratan de mantener las formas cuando no procede comportarse de manera desinhibida o informal. Son gente muy vital e intensa y en el teatro sacan a relucir con todo su esplendor ese volcán cubierto de nieve que llevan dentro. Vamos, que se vienen muy arriba y lo encontré muy divertido. Constantes palmas con mucho entusiasmo, vítores, carcajadas y entrega espontánea de ramos de flores. Niños y niñas que de repente se ponían a bailar delante del escenario y gente que se pone de pie como si estuviera celebrando un gol en el stadio Petrovsky del Zenit, el equipo de fútbol de la ciudad. Al final nos contagiamos y nos unimos a la fiesta comportándonos como el resto del teatro. En definitiva, júbilo generalizado que te recuerda lo extravagantes, especiales y diferentes que son esta gente para nosotros. Van al teatro para celebrarlo.




Como recuerdo de este día nos llevamos este póster (100 rublos) que ahora cuelga en la pared de nuestro apartamento:





lunes, 2 de febrero de 2015

71º aniversario del fin del sitio de Leningrado

La semana pasada, concretamente el pasado martes 27 de enero, se ha celebrado el 71º aniversario del fin del sitio de Leningrado. La ciudad cada año conmemora este día el fin total del asedio a la actual San Petersburgo. Más de 600.000 personas murieron en este periodo, pero algunos datos indican que está terrible cifra pudo alcanzar el millón y medio, de los que dos tercios fueron civiles. El recuerdo de aquellos días que supusieron mucho dolor, sufrimiento y lucha prolongada y pusieron a prueba la fortaleza del espíritu humano sigue muy vivo.

La ciudad estaba llena de banderas de Rusia y rojas 
conmemorativas con la hoz y el martillo, el símbolo
del comunismo. 
El bloqueo a la antigua ciudad norteña de la Unión Soviética por parte del ejército de la Alemania nazi duró 872 días, casi dos años y medio entre 1944 y 1945 de bombardeos diarios, hambre, aislamiento y frío. No obstante, la cifra para los actos oficiales se redondea a los 900 días y noches. Se trata de una de las mayores tragedias de la II Guerra Mundial, así como una hazaña que nunca se borrará de la memoria de la ciudad y del pueblo ruso.





Un poco de historia


El 8 de septiembre de 1941 las tropas nazis cercaron Leningrado para apoderarse de este estratégico puerto en el Mar Báltico. El mando nazi dirigió centenares de miles de soldados para asegurar el bloqueo de la segunda ciudad más importante de la URRS. Los habitantes de la urbe unieron fuerzas para contrarrestar al enemigo que superaba en número y en armamento al ejército soviético. Según cuentan los supervivientes de aquel infierno aún con vida todos los ciudadados participaron en la defensa de la ciudad para lograr este gran acto heróico. Los civiles también se levantaron en armas y ayudaron a la flota, la aviación y la artillería soviéticas en la difícil y sanguinaria misión de esperanza y supervivencia.


El hambre fue el otro tremendo problema al que se tuvo que enfrentar el pueblo de Leningrado. Pronto comenzaron a escasear los alimentos más básicos y este pasó a ser un adversario incluso más temible que los nazis. Los obreros recibían 200 gramos de pan al día y los ciudadanos solo 125, algo con que era prácticamente imposible sobrevivir sobre todo en el invierno ruso en el que las temperaturas bajan hasta los 30º bajo cero o incluso más. A poco que se busque cualquiera puede encontrar testimonio brutales de aquellos días.

Una de las claves para aliviar el sufrimiento de los habitantes y para que Leningrado resistiera el asedio fue el camino trazado en 1943 de ayuda humanitaria en el Lago Ládoga. Éste se convirtió en la principal fuente de esperanza para el pueblo de la actual San Petersburgo y pasó a la historia como "la ruta de la vida". En el verano las pocas provisiones eran transportadas den botes y en invierno convoyes
de camiones cruzaban sus aguas directamente sobre el hielo.

Una de las dos columnas rostrales de Strelka encendidas con fuego,
en la isla Vasilevsky, como símbolo del fin del bloqueo nazi.
Pese a la desesperación, el miedo, la destrucción y la barbarie que sufrieron los peterburgueses, el 27 de enero de 1944 fueron liberados del bloqueo alemán tras ser roto el cerco por el ejército rojo. La resistencia durante casi 900 días y capacidad para levantarse victoriosa (algo que parecía completamente imposible) hizo a la ciudad merecedora de la condecoración Ciudad Heróica, una de las primeras en conseguir tal honor. Y es que entre esta ciudad y sus ciudadanos existe una relación muy especial de fidelidad. Aman profundamente a su ciudad. Tal vez ahí radicase la base del éxito.

Actos de conmemoración 

En la plaza del Palacio habían varios carros de combate y
vehículos de guerra expuestos.
El 27 de enero es un día con muchas conmemoraciones y orgullo en San Petersburgo. Los actos solemnes comenzaron con una ofrenda floral en un cementerio donde están enterrados cientos de miles de civiles que perdieron la vida durante el asedio. A lo largo del día también se celebraron diversas manifestaciones en distintos puntos de la ciudad. Además, una exhibición instalada en el centro de San Petersburgo mostraba lo que fue el día el día de los residentes de Leningrado durante el bloqueo.

Llama del campo de Marte, donde había depositadas varias rosas
en recuerdo de las víctimas del sitio de León esngrado.


De espaldas al escenario del acto de celebración, el Palacio de
Invierno-Museo Hermitage.
Por la tarde tuvo lugar el acto principal del día en la plaza del Palacio, en la que antes de nada se guardó un minuto de silencio en honor a las víctimas de la tragedia. Seguidamente alrededor de 5.000 residentes de la ciudad leyeron en coro algunos de los famosos trabajos de la poetisa  de la antigua Leningrado Olga Bergholz. También había en el centro de la plaza una reconstrucción histórico-militar del sitio con fotos de la ciudad sitiada. Tras dos horas de diversas actuaciones en el escenario instalado de personas de todas las edades, incluida la iemocionante nterpretación della himno de Rusia por parte de una orquesta militar (ver video abajo), cómo no, los actos se cerraron con un espectáculo de fuegos artificiales.




Anatoli

Aunque con final feliz, después de contar las penurias de esta trágica situación merece la pena hablar de Anatoli. Resulta que mientras estaba disfrutando del espectáculo en la plaza del Palacio este simpático anciano decidió entablar conversación conmigo. Le aclaré que no era ruso, y me dijo que ya se había percatado antes de que se lo comentara. El hombre tenía toda la pinta de ruso: shapka rusa en la cabeza y barba muy al estilo soviético.

No me quedaba otra que preguntarle si él había perdido a alguien en el sitio de Leningrado y si lo había vivido. Me dijo que su padre murió en el frente en 1941 y que su madre tuvo que sacar ella sola a cuatro hijos, de los que él era el menor. Él no tenía ni siquiera un año cuando comenzó el asedio nazi, por lo que no tiene muchos recuerdos, pero con haber sobrevivido ya le basta. ahora tiene 74 años y me aseguró que es bisabuelo y su bisnieta vive en Grecia con su nieta.

Anatoli, genio y figura.
Anatoli fue conmigo un tipo encantador y muy vital, como el pueblo ruso en general. Me invito a que pasará todo el evento con él y si tenía alguna pregunta no dudará en hacérsela. Con mi ruso precario, algunas veces le entendía y otras no. Lo mismo le pasaba a él conmigo. Me invito a tres o cuatro tragos de cognac en una petaca que llevaba en el abrigo. Un poco más y me hubiera ido con el puntillo a mi apartamento. Me aclaró que no siempre la lleva, pero la ocasión lo merecía. El tío hasta se atrevió a ponerse a bailar con unas muchachas que estaban a nuestro lado. La juventud no es cuestión de edad sino de espíritu.

Bandera y escudo de la ciudad de San Petersburgo.