Si lo que necesitas es salir del estrés de la ciudad, San Petersburgo ofrece muchos lugares en sus suburbios para hacer una escapada. Además, una visita a la capital cultural rusa no quedaría completa sin acudir a los grandes palacios y parques alrededor de la antigua Leningrado. De entre todos ellos sobresale el Palacio de Peterhof con sus famosas fuentes de oro y todo brillante. Sin embargo, el sur de la "Venecia del Norte" y a lo largo del Golfo de Finlandia probablemente sea la región con mayor densidad de palacios del mundo, cada uno con su belleza particular para rivalizar con el Palacio de Verano diseñado por Pedro el Grande. Todos ellos son indudables símbolos del absoluto poder de los zares. Hay una amplia gama de estilos, desde palacios austeros hasta inmaculados edificios con grandes jardines llenos de sorpresas. Las joyas del Sur de San Petersburgo son Pavlosk y Pushkin con sus impresionantes palacios y parques, ambas localidades alrededor de 20 kilómetros de distancia. En esta entrada vamos a conocer los encantos de la segunda.
Palacio de Catalina en Pushkin. |
Un poco de historia: dos nombres para una misma ciudad
Pushkin tiene una historia fascinante de más de 300 años repleta de intrigas y acontecimientos vinculados a la Rusia zarista. Aunque la ciudad representa exactamente todo lo que los soviéticos odiaban acerca de los aristócratas y su gobierno, fue declarada bien nacional y preservada como museo después de la revolución de octubre. La ciudad permaneció notablemente intacta hasta que los nazis llegaron para sembrar la destrucción y asaltar los palacios por sus obras de arte. Los trabajos de restauración comenzaron incluso antes de que la guerra terminara, pero el gran daño sufrido y el sumo cuidado significaron décadas hasta que los palacios recuperaron por completo su antiguo esplendor.
Una gran peculiaridad de esta pequeña ciudad es que se le conoce por dos nombres: Pushkin y Tsarskoe Selo. Ambas denominaciones son igual de válidas para referirse a una de las más famosas villas imperiales de los alrededores de San petersburgo. Tsarskoe Selo, el hogar de verano de la familia Románov durante siglos, fue renombrada como Pushkin después de producirse la Revolución de Octubre en 1917 en honor de uno de sus más famosos residentes, el poeta Alexander Pushkin.
La joya de la corona: el Palacio de Catalina
Independientemente de la época del año, las oportunidades para los turistas son varias, como el espectacular parque de Catalina con peculiares monumentos por empresa de dicha emperatriz, el tranquilo Palacio de Alejandro donde la última familia de los zares pasaron sus últimos días antes de ser arrestados por los bolcheviques o el museo literario donde estudio el mismo Alexander Pushkin.
Donde más merece la pena detenerse es en el Palacio de Catalina de Tsarskoe Selo. Para su construcciónen su actual forma en 1756 por orden de la emperatriz Elisabeth Petronas fueron usados cientos de kilos de hora para la fachada. De hecho, es tan exageradamente lujoso que hasta la propia Catalina la Grande pensó quera un poco excesivo. Lo más ambicioso de todo fue la Cámara de Ámbar, la habitación más famosa de todo el palacio por la que vienen principalmente la mayoría de turistas, aunque la actual no se trate de la orignal. Es tan célebre por su belleza que una vez fue nombrada como la "octava maravilla del mundo" (algo un poco exagerado a mi parecer). Esta sala fue decorada con más de seis toneladas de paneles de ámbar con hojas de oro y espejos.
En busca de la cámara perdida
Detalle de la recreación de la Cámara de Ámbar. |
Después del intento fallido de trasladarla a otro lugar más seguro antes de la llegada de las fuerzas alemanas fue cubierta por un fondo con la esperanza de que pasará desapercibida. No obstante, los alemanes por supuesto habían escuchado hablar de ella -antes de ser instalada en Pushkin estaba en Berlín-. Solo llevo 36 horas alemanas desmontarla. Después de ser mostrada en Konigsberg (actual Kaliningrado), nadie sabe seguro donde fue a parar. Algunos dicen que fue quemada en una mina. Otros que acabó hundida en un submarino. Mientras que el destino de la cámara de ámbar original permanece como uno de los grandes misterios de la historia, ahora se puede ver en el palacio una magnífica recreación con toda su gloria racias a grandes esfuerzos y la ayuda de generosos benefactores.
Galería de fotos del resto de salas del Palacio de Catalina
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